"...Empezaron a empujarme, me dijeron que bajase la cabeza y me golpearon. Me dirigieron amenazas de todo tipo, como si conocía La Salve (cuartel de Bilbo), que la tortura era su trabajo, su especialidad y que le gustaba mucho; que la había cagado. Comenzaron a darme golpes en la cabeza, en la espalda, bofetadas y también golpes en los testículos con la mano y la rodilla. Les pregunté por qué me pegaban, y me respondieron: ¿Pegarte? Pero para qué te quejas, esto no es nada, ni hemos empezado; no sabes lo que te queda por delante..."
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