Las clásicas botellas de plástico que compramos en el supermercado no fueron ideadas para reutilizarse. A día de hoy, a pesar de que sigue instaurada la creencia popular, no contienen el famoso bisfenol A (BPA), que podría ejercer como disruptor endocrino si su ingesta excede determinadas dosis. En su lugar, se emplea el PET (tereftalato de polietileno). Pero este tipo de plástico no es muy resistente y puede deteriorarse con el uso.
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