El uso de la mascarilla se ha transformado en un detector sencillo de idiotas potenciales. Esta semana escribí un tuit en el que establecía cuatro categorías: el raso (sin mascarilla), el muy imbécil (mascarilla por debajo de la nariz), el súper imbécil (mascarilla en el gaznate) y el mega imbécil (dos mascarillas, una en el gaznate y otra en el codo). Lo copié poco después en Facebook. Hubo algunas críticas. De todas, la más insufrible es la del imbécil intenso, un tipo carente de sentido del humor.
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