Nuestro sistema eléctrico está diseñado para que paguemos precios disparados por las energías más contaminantes (centrales de ciclo combinado o las hidroeléctricas) aunque no hagan falta en momentos puntuales, ya que lo que pagamos en la factura está determinado por el gas. Y es que en el actual sistema, la electricidad se negocia como un producto básico, habitualmente en las bolsas de energía. Cada central eléctrica ofrece su electricidad a un precio individual y de forma que se cubran sus costes. La electricidad más barata se vende primero (
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