La diferencia en la competitividad parece ser la más notable entre la psicología masculina y la femenina. Ni la inteligencia, ni la capacidad para cooperar. Lo que diferencia a un hombre promedio de una mujer promedio es que los hombres son más competitivos que las mujeres. Las mujeres 'eligen' libremente dedicar su vida a más cosas que el trabajo. Los hombres eligen libremente concentrar su vida en el trabajo. No es extraño que los puestos de trabajo por cuya ocupación compiten muchos hombres sean los mejor pagados.
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