Una familia de cuatro miembros podría ahorrar hasta 50.000 euros a lo largo de su vida si los electrodomésticos duraran más o estuvieran diseñados para ser reparados. La propia Unión Europa se está planteando iniciativas legales para proponer a los fabricantes que sus componentes se puedan reutilizar o, al menos, que lleven etiquetas sobre la durabilidad de los productos, lo que podría ayudar al consumidor en sus decisiones de compra.
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