Su dominio de la escena es impecable, incluso cuando la ira del rival le sale al paso con el gesto torcido y haciendo bien de ruido. Aspira a abandonar la soltería, más pronto que tarde. A pesar de su soltería, José Luis Martínez-Almeida, no nos engañemos, es un romántico y hace lo que le dicta el corazón. Atiende con gusto nuestra petición, con un sentido del humor pegadizo, con chulería castiza, que para eso es de Madrid y del Atleti. Se mantiene fuerte porque, si hay algo que desgasta, no es el poder sino la rabia de no alcanzarlo.
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