Madrid y Bruselas buscaban que Rabat se hiciera cargo de los migrantes que habían pasado por su territorio aunque no fueran sus nacionales. A cambio, Ilva Johansson (comisaria europea de Interior) prometió al Gobierno marroquí que la Unión Europea flexibilizaría la concesión de visados a ciudadanos marroquíes para visitar Europa. Es la misma promesa que se hizo hace cuatro años a Turquía y que nunca se cumplió.
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