Me voy a referir a los dos últimos casos, recientes y sangrantes. Uno, el de la información publicada por La Gaceta, donde podemos oír a Pablo Iglesias diciendo burradas. Otro, el de la interpretación que Público y Cuatro han hecho de un artículo de Alfonso Guerra en la revista Tiempo. Dos casos de flagrante manipulación. Ni Iglesias ni Monedero dicen lo que quieren sus contrincantes.
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