Se les llamó Preventorios y fueron creados por iniciativa estatal. No es suficiente compartir el horror. El desconocimiento público de semejante campo de concentración absolutamente Hitleriano, constituye un agravio de por sí. Eran abofeteadas por cualquier motivo: Hacer mal la cama, llorar, acordarse de sus padres,dejar comida... Si alguna se meaba en la cama, las cuidadoras les acercaban una cerilla al trasero hasta quemarlas.
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