Lo confieso: soy una de esas personas que siempre llegan tarde. De hecho, he superado, vergonzosamente varias veces, la fecha límite de entrega de este artículo. Todos tenemos ese amigo a quien tienes que decirle que llegue 30 minutos antes de la hora acordada. Y hay pocos hábitos que molesten tanto. Pero lo más probable es que ese amigo o colega tardón no sea, simplemente, un egoísta. No, quienes llegan tarde tampoco son maleducados y perezosos .
|
etiquetas: tardanza , tardón