Las pandillas que han convertido a El Salvador en la capital mundial del homicidio no son sofisticados carteles internacionales. Cálculos basados en cifras oficiales llevan a concluir que los millones que acumulan esas organizaciones no alcanzan ni para que coman todos sus miembros. La investigación determinó que la MS-13 y las pandillas rivales en El Salvador no son empresas transnacionales sofisticadas. Ni siquiera pertenecen a la misma liga financiera que las multimillonarias mafias mexicanas, japonesas y rusas.
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