"Si supieras a quién hay que darle la pasta, no estarías en esta situación". Esa fue la respuesta que le dio un funcionario del Ayuntamiento de Madrid a Álvaro Gallardo cuando le preguntó cómo podía evitar que precintaran su local. La conversación tuvo lugar dentro del bar, en el número 8 de la calle Ave María del barrio madrileño de Lavapiés en agosto de 2004.
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