Ya han salido los premios de la lotería y todo el mundo dirá que se alegra de que "se haya repartido"... ¡¡mentira!!. Lo triste es que la motivación para comprar lotería ya ni siquiera es la ilusión (que viene de "iluso") de "hacerse rico" sino el mezquino miedo a que toque en el bar, tienda o parroquia del barrio y todos se vuelvan ricos menos yo.
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