Hace ya muchos años, el maestro Manuel Vicent escribió una columna en la que todas las esquinas de la ciudad estaban ocupadas por mendigos. Un día, inopinadamente y sin que se supiera por qué, todos los mendigos se convirtieron en bombas humanas que comenzaron a explotar a la vez sembrando el pánico en la ciudad. Imagine usted que una mañana llegan a su casa unos hombres acompañados de dos guardia civiles y le conminan y obligan a usted y a sus hijos a abandonar la vivienda en el acto, sin más tiempo que recoger unas ropas...
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