Mi relación con los cajeros automáticos ha sido larga y desde muchos aspectos distintos. Primero fui usuario. Después me dediqué durante años a repararlos. Y más tarde a la programación de las respuestas de un host a sus peticiones, la instalación y pruebas del software local, e incluso la evaluación de distintos modelos para su posible compra. Y en todo ese tiempo —creo que— he aprendido un par de cosas sobre estas máquinas que nos han hecho la vida más fácil. El concepto viejuno de cajero era una puta maravilla. Llámenme carca si quieren.
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