El arzobispo de Granada, Javier Martínez, no se ha conformado con amenazar a los vecinos del pueblo granadino de Albuñol con cerrar indefinidamente su Iglesia; además, parece estar presionando a los curas de las localidades vecinas para evitar que estos bauticen y casen a los albuñolenses –que, dada la situación, se encuentran sin sacerdote-, tal y como hicieron en el pueblo de la Rábita el pasado fin de semana.
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