Se llamaba María Lorenza y durante «más de diez años» fue «obligada» a ejercer la prostitución en un edificio de la calle Bolivia de Zaragoza. Y parece que no era la única. El inmueble, de cuatro plantas, contaba con 13 habitaciones equipadas con jacuzzi en las que trabajaban bajo supuestas coacciones casi una docena de inmigrantes. «Pero yo no aguantaba más. Y tras una orgía de viernes, sábado, domingo, lunes y martes, drogada y obligada a prestar servicios las 24 horas, decidí acudir a la Policía».
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