En la aventura social que nos hemos montado de “trabaja para lograr el éxito, ser mejor persona y que te beatifiquen por vivir para el objetivo que más realiza: trabajar” yo trabajo doce horas, más o más. No tengo dos trabajos, sólo uno; uno con horario partido, y además vivo a las afueras, en un barrio obrero o, como se dice ahora, de “clase media baja” de una gran provincia. Trabajo doce horas, diez en realidad, aunque se alargan cuando hay exceso de trabajo. También hay que añadirle el trayecto de ida y vuelta al lugar de trabajo.
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