Esta es la historia de la clienta de una sidrería de Gijón a la que le pareció que los 4,5 euros por un vermut que le pedían era una broma de mal gusto. En realidad, 9 euros por dos vermuts en una ciudad en la que, para situarnos, una botella de sidra no suele pasar de los 3 euros. Y cuando lo hace, se monta una pequeña revolución.
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