Hace algunas semanas, una chica llamada Ani me mandó un email en el que me hablaba de "lo que parece el libro de cocina más triste del mundo, Microwave for one". En cuanto hice clic en el enlace de Amazon que añadía, me di cuenta de Microondas para uno constituía todo un hallazgo: un recetario absolutamente deprimente, tan bajonero en su planteamiento y en su imagen que merecía un análisis en profundidad.
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