Los clientes de Robert Holding le dejaban una nota en la puerta pidiendo la cantidad de cannabis en su próxima entrega de leche. Fueron 17 clientes, el mayor de ellos de 92 años de edad. A pesar de admitir los hechos, el juez le dejó en libertad al comprobar que su mujer sufría una enfermedad de Alzheimer. Su abogado defensor dijo que el Sr. Holding no conseguía beneficios del reparto de drogas. Simplemente servía cannabis a sus clientes que tenían dolores y achaques y que opinaba que era un servicio público.
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