Apagándose los tiempos en que el planeta entero estuvo en manos de falsos redentores, llegaban estos otros en que el capitalismo quedaba como el heredero de una economía establecida sobre siglos de dominación. Los fundadores de la doctrina capitalista proclamaron “la supervivencia del más apto” pero practicaron la preeminencia del más cruel. Y no cejarán en su empeño. Y seguirán intentando convencernos de que “no es mal sino bien lo que la acumulación (de bienes materiales) ha producido para la raza…”.
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