En relato que, según mi entender, va mostrando de forma razonable y creíble el por qué algunos jóvenes no tienen conciencia de sus delitos: "Ese día, Chorlito aprendió dos cosas. Una, que todo es negociable. Otra, que hasta la mayor de las gilipolleces del mundo tiene valor, y en ocasiones un valor inusitadamente elevado. Porque una entrada en Faunia, que lleva anexos un helado de fresa, pipas, una comilona de pizza y algún que otro regalito, sale por una pasta".
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