Reímos a menudo.Dependiendo de la personalidad, unas personas ríen mucho más que otras. Y los niños lo hacen muchísimo más que los adultos. Reímos con más facilidad y en más ocasiones si estamos acompañados; y es evidente que la risa es muy contagiosa. Pero una cosa es la función o funciones que cumple la risa, y otra diferente es el mecanismo biológico mediante el que ejerce esos efectos.
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