"En aquel pequeño pueblo, muchos niños podían acabar frustrados o deprimidos. La televisión les permitía ver “sueños” que en realidad no eran accesibles. No podían “escapar”. Muchos terminaban sumergidos en la droga o incluso en actividades criminales solo por diversión. Para quienes teníamos la fortuna de estudiar música, la perspectiva, los sueños, eran diferentes. Viajábamos, escapábamos a aquello con cada obra. Cada día (risas). De manera abstracta, claro, pero lo hacíamos."
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