Los tribunales dan la razón a un pontevedrés en su demanda contra el Ayuntamiento de Pontevedra. El demandante argumentó que si bien existía una señal vertical, esta únicamente tenía la leyenda en la que fijaba los horarios de aparcamiento restringido en gallego, lo que le impedía tener conocimiento de la limitación. Aunque la magistrada reconoce que el argumento de la incomprensibilidad «resulta de difícil credibilidad para cualquier castellanohablante medio que lleve residiendo en Galicia cierto tiempo», le da la razón al demandante.
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