Las familias de los dos policías fallecidos acusan al embajador y a su segundo de un delito de homicidio por imprudencia y siete en grado de tentativa. Según la denuncia, se había informado al Ministerio de Exteriores y al embajador de las deficiencias en materia de seguridad de la legación diplomática española. Los informes afirman que las garitas de seguridad eran de paja, con ventanas de plástico y puertas de madera, que se acabaron cambiando por unas de latón.
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