Hasta ahora se había negado a declarar ante los tribunales pero este viernes, durante la celebración de una nueva vista del caso en los juzgados de la capital británica, Jonty Bravery, originario del oeste de Londres y que el pasado 2 de octubre cumplió 18 años –momento en el que su imagen apareció en todos los medios británicos– ha intervenido por videoconferencia y se ha declarado culpable de haber arrojado a un niño de seis años por uno de los miradores de la Tate Modern de Londres.
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