Soberbio, intolerante, faltón, irónico. Son solo algunos de los calificativos que se ha ganado a pulso el saliente Ministro de Educación, Cultura y Deporte, un hombre de partido que garantizó fidelidad absoluta a Mariano Rajoy, pero que en el camino se olvidó de su principal tarea: ayudar al sector a desarrollarse y a abandonar la crisis económica. Probablemente cegado por los intereses del partido, de Moncloa y por los suyos propios, José Ignacio Wert hizo justamente lo contrario de lo que todo el mundo le pedía: barrer para casa y olvidarse..
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