En el 2008 a los periodistas no se les permitió la entrada en Gaza y soldados israelíes se les prohibió tomar fotos con móviles por razones de seguridad. Así que la masacre de 2008/9, que incluía el uso del prohibido fósforo blanco, se quedó sin testigos y apenas se denunció. Ahora las atrocidades de Gaza se están reportando de manera constante por testigos presenciales, ya sean corresponsales profesionales o los civiles a tiro. Todo lo que necesitan es un teléfono móvil y una cuenta de Twitter.
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