El Gobierno señaló que «En España este tipo de comportamientos no quedan impunes,se persiguen y castigan».El posicionamiento contrasta con el del Ministerio de Igualdad.La ministra Irene Montero va por libre y reconoce ante su homóloga de Brasil que el racismo «es estructural en nuestras sociedades y que hechos como el de Valencia no son aislados,sino que están profundamente arraigados en la sociedad». Sin compartir la estrategia con el resto del Ejecutivo, Igualdad lanzó la comunicación conjunta con el gobierno brasileño,que Moncloa desconocía
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