Irene Montero se convirtió ya en Vistalegre II en el relevo natural en Podemos. Tanto a medio plazo, una vez que Pablo Iglesias agote el tiempo máximo de su mandato marcado por los estatutos, como a corto plazo si los resultados del 28-A colocan al secretario general en la tesitura de tener que presentar su dimisión. Esta última opción ha cogido impulso no solo por las bajas expectativas electorales de Podemos según las encuestas, sino por el golpe al liderazgo que Iglesias sufrió por la escisión que impulsó Íñigo Errejón.
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