Los obreros desmontan el mosaico que cubre la pared de una iglesia en Bilbao. El dinero no entiende de cultos y a un grupo de inversores chinos les interesa esta basílica para montar un bazar de 1.000 metros cuadraros. El templo estaba ahogado en deudas y falto de fieles. Por eso la iglesia decidió vender y la cantidad de negocios regentados por empresarios chinos en las calles aledañas habría animado a los compradores.
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