Hay personas así, opinadores profesionales, mentes obcecadas en tener siempre la razón. Son perfiles que tienen el ego muy grande y una empatía muy pequeña. Además, son especialistas en alzar disputas continuas, artesanos habilidosos en desestabilizar la armonía de todo contexto. Querer tener razón y demostrar que estamos en lo cierto es algo que a todos nos satisface, no podemos negarlo. Es un refuerzo para la autoestima y un modo de reequilibrar nuestras disonancias cognitivas. Ahora bien, la mayoría de nosotros entendemos que hay límites.
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