Todo el que está en el mundillo sabe que el sector funerario vive casi un duopolio de facto y lo máximo que se está dispuesto a hacer es poner una multa de vez en cuando. Cuando alguien llama a una, ni se imagina al entramado que está llamando. A nadie sorprenderá que los seguros estén metidos hasta las trancas en este negocio, pero si algo me llamó la atención fue la extraña relación pyme/gran empresa, que no terminan de ponerse de acuerdo en los modos de actuar, ni con el personal ni cara a su relación con el exterior.
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