Sobre el río Malaya Nevka se extiende un puente que conecta las islas Aptekarsky y Kamenny. Sus arcos le dan cierto carácter romántico al paisaje de San Petersburgo. Es una de las cientos de obras de gran envergadura que el ingeniero Agustín de Betancourt y Molinas (Tenerife, 1758–San Petersburgo, 1824), para muchos el ‘Da Vinci’ de la ingeniería, proyectó por todo el imperio ruso durante sus 16 años de servicios para el zar Alejandro I, quien lo nombraría mariscal del Ejército ruso.
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