Suiza impone las condiciones más restrictivas de Europa a los que aspiran a su pasaporte. Éstos deben residir legalmente 12 años en el país antes de poder comenzar los procedimientos de naturalización. Igualmente, nacer en Suiza no da derecho automático a la nacionalidad, dado que en este país lo que prima es el origen nacional de los padres. Esta política es conocida como ius sanguis o derecho de sangre.
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