La inflación récord está provocando que los consumidores europeos opten por la austeridad cuando hacen la compra. Los hogares están evitando los caprichos y centrando su gasto en los productos básicos, hasta tal punto que sus hábitos ya son como los de sus padres o abuelos durante la crisis de los años 1970. "Los comercios minoristas y los productores están siendo testigos de uno de los mayores cambios en el comportamiento de los consumidores en las últimas cinco décadas, que afecta a la capacidad de compra y a su disposición a gastar", señala
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