A partir de estos principios que creo imprescindibles, la izquierda está obligada a plantear y posicionarse claramente sobre la situación de los Derechos Humanos en Cuba. Y, después hablemos seriamente sobre Cuba desde la izquierda, de lo que defendemos, decimos y del futuro. Pero no podemos condenar la vulneración de Derechos Humanos para -a continuación – justificarlo con muchos peros, que podrían formar parte del debate político pero no de la muerte injusta de un preso de conciencia por discrepar o pensar diferente.
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