Pasaron de ser una importante fuente de ingresos y la principal atracción turística de la ciudad a convertirse en un infierno para sus habitantes. Monos hambrientos, en libertad y lejos de cualquier tipo de control campan a sus anchas por las calles, tejados y comercios de Lopburi, una de las provincias más antiguas de Tailandia. Mientras, los vecinos se encuentran refugiados en sus hogares, atemorizados y con restricciones de movilidad en determinadas zonas ‘prohibidas para los humanos’ por su peligrosidad.
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