Un imán fue sorprendido por los fieles en pleno acto sexual con su amante dentro de la mezquita que regentaba en la ciudad de Fez. El descubrimiento no fue exactamente por casualidad, sino que todo fue obra de un empleado de la mezquita: este último, abandonado por su novia, no aceptó la situación y la siguió hasta saber que mantenía relaciones con su propio jefe. El trabajador esperó a que ambos se encontraran en plena acción dentro de la sala de rezos de la mezquita Omar ibn Jatab para irrumpir en el templo con un grupo de vecinos.
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