No sé cuándo empezó. Ni quién comenzó a demonizar el gluten. Sí que fue hace pocos años. Y que ahora está en su momento álgido. Los estantes de los supermercados están llenos de productos sin gluten. Se anuncian sugiriendo en su envase que están libres de una sustancia tóxica. Es tal el sinsentido que hasta los cosméticos se anuncian libres de gluten. Lo peor es que los que siguen una dieta sin estas proteínas presumen de ello como iluminados que han detectado un gran engaño de la industria.
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