La nueva generación en biometría podría fundarse en nuestros tuits o estados de Facebook, así como todas las migas de pan que vamos dejando en nuestras redes sociales; ya hay, de hecho, una aplicación que deduce el estado anímico de los usuarios de Facebook a través del análisis algorítmico de sus mensajes, y hasta lo que escribimos en nuestro blog puede ser sujeto de análisis para conocer qué productos gustan más o menos, con objeto de afinar el diseño de nuevos productos. Con todo, el concepto de privacidad sufrirá una profunda redefinición.
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