En los años 2000 los españoles eran novatos en las adopciones internacionales. Dos décadas después son conscientes de la dura realidad que puede llegar a ser. "Quizás no se tenía en cuenta que son unos niños que tienen una historia anterior, que hay unas vivencias, que puede haber una situación de maltrato o de abuso y que psicológicamente puede dejar una huella... Y si se tapa o si no se quiere hablar de eso, si no se trata, muchas veces salen cosas luego cuando son adolescentes o un poco más mayores", concluye la experta.
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