Hasta hace apenas un mes, Bucha era un lugar lleno de vida. Una ciudad residencial a las puertas de Kiev donde muchas familias buscaban la comodidad de vivir junto a la capital y, a la vez, la cercanía a la naturaleza. Hoy, la carretera que lleva a Bucha parece un escenario del apocalipsis. Tanques reventados y coches tiroteados a los que hay que ir esquivando para entrar en la ciudad. En una curva, el cadáver de alguien tirado junto a su bicicleta.
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