Están, tal cual, inmersos en los bosques del país. Viven (porque en estos hoteles no 'se vive'; estos hoteles tienen vida propia) inmersos en paisajes brutales donde se disfruta cada día al ritmo que marca la naturaleza. A estos hoteles venimos a descansar, a decir que ya basta de asfalto, a entender nuestro entorno, empaparnos de él y comprender que esto es lo que verdaderamente importa.
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