Jadav Payeng de Assam se comprometió a plantar un árbol joven en el suelo arenoso todos los días; una rutina que de manera, casi milagorsa, ha culminado en el bosque de Molai de 550 hectáreas. Un sencillo acto diario que ha florecido en un jardín del Eden, la tierra, ahora, está anclada por los árboles, protegiendo la arena de las duras aguas del río que se ha convertido en el hogar de elefantes, rinocerontes, ciervos, jabalíes, buitres, reptiles e incluso tigres de Bengala. Con un pequeño acto diario, puede construirse un mundo ideal.
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