El Gobierno holandés va a endurecer a partir de enero la normativa que regula los establecimientos donde se puede consumir marihuana, los «coffeeshops», que después de décadas de haber sido un reclamo para viajar a Holanda, pasarán a ser lugares vedados para los turistas. «Creo que si un holandés tiene derecho a fumarse un porro, ese derecho debe de tenerlo también un extranjero», dice Miranda de Bruin, la propietaria de uno de ellos en un barrio de Rotterdam.
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