Puede ser incierto que el amor mate, pero leyendo Criminal-mente nos damos cuenta de que a veces es la muerte lo que enamora. O mejor dicho: que quien da muerte también puede dar amor. O mejor aún: que los asesinos, algunas veces, nos excitan. Y no es ficción. Esta inclinación existe: se llama hibistrofilia y es una parafilia que se define por la atracción hacia asesinos, ladrones o incluso violadores.
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